El gas natural es hoy el combustible más usado para generar vapor industrial en México. Su precio suele ser atractivo y la infraestructura de ductos está madura, pero los objetivos de descarbonización, las auditorías ESG y las exigencias de clientes globales ya miran más allá del gas. Muchas compañías empiezan a diversificar su matriz energética con biomasa —astilla de madera, bagazo, cáscara de nuez u otros residuos agrícolas— para reducir su huella de carbono sin arriesgar la continuidad operativa.
Diagnóstico energético
Se recopilan datos reales de consumo de vapor, curvas de carga y espacio de almacenamiento para estimar el aporte que la biomasa puede cubrir y la reducción de CO₂ que se obtendría.
Prueba de combustión
Un lote piloto permite validar desempeño sin comprometer la producción. Se monitorean estabilidad, limpieza y parámetros de operación habituales.
Plan de suministro
Definir volúmenes mensuales, logística de entrega y monitoreo remoto asegura que la biomasa llegue a tiempo y en la calidad requerida.
*Nota técnica: Cada caldera es única. Green Biomass ofrece la evaluación del equipo existente y, de ser necesario, sugiere los ajustes para una operación segura y eficiente.
La respuesta depende de tus metas de CO₂, tu perfil de carga y la infraestructura disponible. Un análisis preliminar suele ser suficiente para decidir si la biomasa funcionará como complemento o sustituto parcial del gas natural.
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